En los últimos meses, con la caída de actividad derivada de la pandemia COVID-19, las empresas han encontrado una tabla de salvación para solventar sus problemas financieros en los créditos ICO avalados por el Estado en un porcentaje de hasta el 80% del límite concedido.
De este tipo de créditos se han visto beneficiadas tanto aquellas empresas con una situación solvente, que han podido acumular una liquidez adicional en sus balances ante la facilidad para obtener este tipo de vías de financiación, como aquellas empresas, cuyos ratios de solvencia están más deteriorados, pero que, sin duda el acceso a estas vías de financiación, les ha permitido soportar los meses con una carencia de actividad absoluta, en los que, sin embargo debían seguir asumiendo, al menos, parte de sus costes fijos.
El pasado mes de mayo, el crédito de las entidades bancarias al sector empresarial aumentó un 8,6%, su mayor tasa desde que quebró Lehman Brothers en septiembre de 2008. En abril también subió con fuerza por encima del 5%.
En el gráfico precedente, podemos ver la evolución del crédito bancario desde el año 2002, hasta la actualidad. Tal y como se puede comprobar, los años que abarcaron la pasada crisis y los inmediatamente posteriores, se produjo un efecto de desapalacamiento en el balance de las empresas, con una reducción considerable de los volúmenes de endeudamiento con relación a los ejercicios precedentes.
Sin duda, y tal y como se puede comprobar en el referido gráfico, esta crisis ha sido diferentes a la precedente, dado que, el hundimiento del crédito que se observa en el año 2008, se contrapone con el incremento exponencial de los meses de Abril y Mayo del año 2020, efecto que, sin duda se debe a los avales públicos.
Según las últimas cifras oficiales, a 28 de junio se habían concedido cerca de 81.000 millones de financiación nueva a las empresas a través de las líneas ICO, para un total de 641.681 operaciones.
Tanto los créditos ICO, como la flexibilidad de los ERTEs, han sido las tablas de salvación de las empresas, para poder mantenerse a flote en los meses de carencia de actividad. La duración de la pandemia determinará si estas medidas son suficientes, o es necesario implementar medidas adicionales para tratar de sostener la mayor parte posible del tejido empresarial.
Escrito para Lyseis por: Jose A. González